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En 1988, Chile se encontraba bajo el régimen autoritario de Augusto Pinochet, quien había ascendido al poder tras un golpe de Estado en 1973 y se mantenía en control absoluto del país a través de un gobierno militar. Durante años, el pueblo chileno vivió bajo una fuerte represión política, censura, y violaciones a los derechos humanos, mientras que la figura de Pinochet se proyectaba como el único garante de la estabilidad. Sin embargo, a pesar de la dictadura, las presiones internas y externas comenzaron a aumentar, lo que llevó a Pinochet a convocar un referéndum en el que el pueblo decidiría si su mandato debía continuar por otros ocho años. Este referéndum, realizado el 5 de octubre de 1988, fue una oportunidad única para la oposición, pero también representaba un desafío monumental.
El gobierno de Pinochet controlaba gran parte de los medios de comunicación, lo que dificultaba la tarea de los opositores para hacer llegar su mensaje. Sin embargo, surgió una figura clave en la historia de este referéndum: René Saavedra, un joven publicista que fue reclutado por los líderes del movimiento del "NO". Saavedra, que hasta entonces había trabajado en campañas comerciales, fue el encargado de idear la estrategia de comunicación para derrotar a la dictadura a través de una campaña que apelara a la esperanza y el optimismo de los ciudadanos.
Con recursos limitados y bajo la constante amenaza del régimen, Saavedra y su equipo se enfrentaron a la dificultad de difundir un mensaje de cambio en un contexto extremadamente hostil. Mientras que el gobierno tenía a su disposición una gran maquinaria mediática para promover la figura de Pinochet, la oposición no contaba con los mismos recursos. Sin embargo, Saavedra supo aprovechar lo que tenía a su alcance: la televisión. En lugar de presentar una campaña centrada en la crítica feroz al régimen, optó por un enfoque innovador que apelaba a los sentimientos más profundos de la población.
La clave del éxito de la campaña fue la creación de un mensaje positivo y esperanzador. En lugar de centrarse en las sombras del pasado o en los horrores de la dictadura, Saavedra y su equipo promovieron la idea de un futuro mejor. El lema que se utilizó, "La alegría ya viene", se convirtió en un símbolo de esperanza, de la promesa de un futuro más democrático, libre y justo. Los anuncios en televisión, llenos de colores vibrantes, música alegre y mensajes optimistas, contrarrestaron la propaganda oficial de Pinochet, que se basaba en la amenaza del caos y el miedo ante un posible cambio.
El éxito de la campaña del "NO" no solo radicó en su enfoque publicitario, sino también en su capacidad para movilizar a la gente común. La campaña logró conectar emocionalmente con el pueblo chileno, apelando a su deseo de libertad y democracia. A través de una estrategia que buscaba generar una respuesta emocional positiva, en lugar de simplemente criticar al régimen, Saavedra logró atraer a sectores amplios de la población, incluidos muchos que no se habían involucrado activamente en la política hasta ese momento.
Director: Casandra Campos, Gabriel Díaz, María José Droguett, Nicol Ruiz, Oscar Godoy, Pablo Larraín, Waldo Salgado
Actores: Alejandro Goic, Alfredo Castro, Amparo Noguera, Ana María Gazmuri, Andrés Gómez, Antonia Zegers, Augusto Pinochet, Carlos Caszely, César Caillet, Claudia Cabezas, Consuelo Holzapfel, Delfina Guzmán