En el instituto Kanokarcheewa, la paz que disfrutaban los estudiantes se vio abruptamente interrumpida cuando uno de sus compañeros fue atacado violentamente, dejándolo gravemente herido. El suceso causó un gran conmoción en la comunidad escolar, especialmente porque la víctima, un joven reconocido por su inteligencia y buen comportamiento, no parecía tener enemigos. El ataque fue brutal y dejó a todos con una sensación de incertidumbre y miedo.
Pronto, las sospechas apuntaron hacia los estudiantes de Buranabondh, un instituto vecino con el que Kanokarcheewa había tenido desacuerdos en el pasado. Aunque la rivalidad entre ambas escuelas era conocida, nunca antes había escalado de una manera tan peligrosa. Este ataque era algo más que una simple pelea entre estudiantes: parecía ser el resultado de tensiones acumuladas durante un largo tiempo.
Bang, el líder de los estudiantes de Kanokarcheewa, se sintió profundamente afectado por lo sucedido. Conocido por su carácter impulsivo y su firme sentido de justicia, no dudó en tomar la decisión de vengar a su compañero. En su mente, la única manera de hacer frente a esta humillación era a través de la venganza, y no descansaría hasta ver a los responsables pagar por lo ocurrido.
A medida que las noticias del ataque se esparcían, el ambiente en la escuela se volvió tenso. Mientras algunos estudiantes apoyaban la decisión de Bang, convencidos de que la venganza era necesaria, otros temían que la violencia solo trajera más problemas. Los maestros y la administración del instituto, preocupados por el futuro de todos, intentaron intervenir para evitar que el conflicto se desbordara. Sin embargo, la creciente presión y el sentimiento de injusticia entre los estudiantes dificultaban cualquier intento de mediación.