Salvajes

Sonia y Arturo habitan una casa que, aunque parece segura, es demasiado grande y silenciosa, creando una atmósfera opresiva. A pesar de la fachada de estabilidad, ambos parecen atrapados en un vacío emocional, aislados no solo del mundo exterior, sino también el uno del otro. La casa, en lugar de ser un refugio, parece reflejar el desgaste de su relación y las sombras de un pasado no resuelto.

Una noche, todo cambia. Tres hombres armados irrumpen en su hogar, alterando su frágil equilibrio. De manera violenta, someten a la pareja y los encierran en un baño, dejando que el miedo se adueñe de ellos. Los asaltantes, después de cumplir su cometido, abandonan la casa, pero en un giro inesperado, Arturo logra escapar. En su huida, se enfrenta a uno de los delincuentes, el más joven del grupo, quien, por su falta de experiencia, es rápidamente capturado por Arturo. Aprovechando la situación, decide secuestrarlo, llevándolo al subsuelo de la casa para imponerle una especie de "disciplina", buscando vengarse o, quizás, recuperar el control que perdió en la violenta invasión.

Lo que parece un acto de justicia o venganza se convierte en algo más complejo. Mientras Arturo mantiene cautivo al joven, Sonia, de manera sorprendente, se convierte en su protectora secreta. En un acto de compasión, comienza a ver en el prisionero algo más que un simple criminal: comienza a proyectar en él la figura de su hijo muerto, un niño que ya no está, pero cuya ausencia aún pesa enormemente en su corazón. Sin darse cuenta, Sonia empieza a encontrar en el joven lo que perdió, buscando en su dolor una forma de redención o consuelo.

Este conflicto interno de Sonia y Arturo se desarrolla en un escenario marcado por la violencia, la desesperación y la búsqueda de algo perdido. La casa, que parecía ser un símbolo de seguridad, se convierte en el escenario de una batalla emocional, donde cada uno de los personajes lucha con sus propios demonios. El prisionero, sin quererlo, se convierte en el centro de una dinámica que va más allá de su secuestro: es una oportunidad para que Sonia y Arturo enfrenten su propio sufrimiento, tratando de reconstruir lo que alguna vez fue.

Director: Rodrigo Guerrero

Género: Drama, Suspense

Actores: Alan Taty Fernandez, Beatriz Spelzini, Jonathan Toledo, Juan Carlos Romero, Luis Gnecco